El color en la arquitectura y el interiorismo puede servir para favorecer, destacar, disimular y aún ocultar; para crear una sensación excitante y tranquila, para transmitir temperatura, tamaño, profundidad y puede ser utilizado deliberadamente para despertar uno o varios sentimientos.
El color es un mago que transforma, altera y lo embellece todo y cuando es mal utilizado, puede trastornar y hasta anular la cualidad de un proyecto y los materiales más ricos que lo conforman.
El hogar de nuestros días pandémicos y post pandémicos no sólo requiere color para embellecer o animar, sino color que resuelva las necesidades psicológicas de quienes viven en él. La elección del color está basada en factores psicológicos, culturales, sociales y económicos.
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